LA REPARACIÓN DE LA LLAVE

Después de haber abandonado el laberinto vivencial y terminado el ciclo de reparación de la obra "La Llave"en su segundo acto;creo que hay asuntos del arte escénico que son verdad y otros que son retórica.

El proceso de un actor sobre su papel es un asunto de estudio, los alcances del desarrollo de sus potencialidades dependen del valor de la preparación; un actor talentoso o con chispa alcanza lo superficial de una escena, alcanza a darse la mano con el público, pero no logra ningún otro asunto.

La LLave se encuentra bien, pero no es perfecta y eso me tiene pensativo, a veces creo que la única solución a este problema de perfección es el tiempo de maduración del proyecto sobre los hombros de los artistas, pero entonces la fórmula sobre las acciones razonadas no se cumple, no logramos hablar de arte sin el valor del tiempo.

La profundidad de las emociones y la correcta interpretación del texto dependerán entonces de lo orgánico de los actores, de lo bien que se encuentren esa noche de función; dependerá de si el público no toma la decisión de romper la pared que lo separa del Espectáculo Teatral, pero entonces la buena interpretación del drama por parte del actor es asunto no de la vida del personaje y el teatro; sino asunto de escenificación rígida, cuando esa rigidez no está entonces está en riesgo la obra, la flexibilidad, ese toque que el público hace al drama entonces es un rompimiento de la dramaturgia.

Hasta que no demostremos con valor escénico que tal flexibilidad existe en los Espectáculo del Teatro Vivo no podremos hablar con seguridad de la flexibilidad de la obra, y este es un tema que abarca muchos conceptos técnicos del trabajo actoral, lograrlo requiere un actor que estudie muy bien su papel y respete la estética dela vida en el teatro.