La lluvia y la leche

Un escritor toma un vaso, bebe leche sin parar, toma más de cinco vasos en cinco segundos, al terminar sus ojos ven por la ventana la incesante lluvia, no para de llover ni un minuto, después de escribir las líneas del éxito se sienta de nuevo en su computador, habla con la pantalla como si fuera un personaje más de su patética vida:

ESCRITOR - "Hace rato no tocaba el teclado del computador, hoy me senté a leer mientras llovía, leía lo que un día escribí y pensé lo mucho que me reconforta escribir, pensé además que es una interesante bitácora de navegación con códigos del recuerdo que sólo yo podré interpretar, que sólo yo sé a qué refieren y que un lector desprevenido puede hacer suyos para sus prevenciones, para sus emociones.

Desde hace años siento que padezco de una rara enfermedad del alma, es una extraña enfermedad que vive conmigo y que me hace resistente con los años, pues cada vez sus síntomas de dolor son menos fuertes; yo sé cuál es su cura pero tengo miedo de tomarla porque no sé lo que venga después de que me cure, no quiero esperar y envejecer pensando lo que podría haber sido, aunque con la enfermedad me siento bien, conforme, me da bienestar en medio de los días de la guerra, dura guerra que no me deja en paz y en la que un agobio más del alma mataría mi espíritu. Todos los días trabajo por sobrevivir, por ser algo más en la historia, mis pretensiones son la fórmula perfecta para olvidar que enfermo vivo, mis ambiciones son la droga perfecta anestesia del dolor que vive en mí.

Algún día me curaré y cuando eso ocurra entonces el lector para el que no escribo será el primero en enterarse... seré libre, verdaderamente libre..."

El escritor se levanta, toma su abrigo y sale en medio de la lluvia sin rumbo fijo buscando su dolor.